domingo, 25 de julio de 2010

Capitulo 2

Querido diario, hoy he aprobado todos mis examenes, estaba feliz por un lado, porque por el otro...
Tenía 30 días para despedirme de todos los amigos que tenía aquí en el pueblo.
La primera en saberlo fue mi mejor amiga Luisa, ella me apoyaba en todo y cuando se lo conté se quedó de piedra y apunto de llorar a la vez, me dolió mucho verla así pero no podía hacer otra cosa, ya le había insistido a mis padres de quedarme aquí, pero decían que no, que ya tenían plaza en el instituto de aquel pequeño pueblo sin playa, sin ese agua de mar que iba a hechar de menos. Me fuí a la playa, eran las cuatro, y estuve ahí un buen rato pensando en que ya no iba a ser lo mismo lejos de aqui, de Luisa y de todos mis amigos con los que he estado toda mi vida.

Luisa se acercó a mí y se sento a mi lado.

- No olvides que siempre estaré contigo por muy lejos que estés - Dijo Luisa - Eres la mejor y siempre lo serás, nada será igual sin ti aqui...

- Yo no quiero irme! - Dije entre lágrimas - Pero no puedo hacer otra cosa que irme y pasar alli los pocos años que me quedan de ser menor de edad, y entonces vendré a hacer la carrera contigo me da igual lo que piensen mis padres, te lo prometo!

- Eso espero, dentro de muy poco volverás a estar a mi lado y contaré los días que faltan para que vuelvas - Dijo Luisa sonriendo y llorando a la vez.-

Nos abrazamos y estuvimos recordando buenos momentos de nuestra infancia juntas, y pensabamos que NUNCA JAMÁS lo olvidaremos. Y juramos que siempre estaremos juntas y que dentro de dos años volveremos a estar así, abrazadas.

Volví a mi casa a coger algo de comer y entre lágrimas volví a salir de casa y me fuí al parque mas cercano y solitario a llorar comiendo helado, lo que hacía cuando estaba deprimida y no sabía lo que hacer.

Ví pasar a Roberto, el chico que me gustaba desde hace mucho. No quería que me viera así y me fuí del parque evitando que me viera. Y me vió, me llamó me dí la vuelta haciendo que me picaban los ojos y que por eso los tenía tan hinchados.

- ¿Qué te pasa? - Me preguntó sonriendo-.

- Nada - Dije sonriendo - Me pican los ojos.

- Bueno, si tu lo dices.

Se fué enfadado, lo notaba. No hice mucho caso, no le iba a volver a ver en mucho tiempo, y no queria que nadie se enterase, que se enterasen cuando ya iba a vivir otras personas en mi casa de alquiler. Me daba muchisima pena pensarlo.

Cuando iba a volver a casa ví al niño de ayer tirado en medio de la carretera, y cuando estaba gritando ayuda el niño desapareció y salí corriendo hacia mi casa, mientras toda la calle me miraba como si yo estuviese loca, o a lo peor lo estaba...

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